Me hago eco en mi blog del artículo publicado hoy en El País, donde se comenta la despoblación de la denominada Laponia del Sur, zona donde se encuentran los Montes Universales, en la frontera entre Cuenca y Teruel, donde multitud de pequeños pueblos luchan contra el olvido y la despoblación que poco a poco se produce en estas duras tierras.
Habla de un pequeño pueblo llamado Toril, donde los últimos 4 vecinos impiden que este pueblo se sume a otros muchos que ya están completamente abandonados, como el cercano Masegoso, o Villar de Cobo. Toril y Masegoso son bien visibles desde las zonas altas de Zafrilla.
El artículo habla del problema de la despoblación, la falta de trabajo, que hace que los habitantes se vean en la necesidad de emigrar por falta de recursos. Los habitantes que quedan son de edad avanzada y van desapareciendo poco a poco, sin que se produzcan nuevos nacimientos por falta de población joven.
El artículo habla de Guadalaviar, el pueblo más poblado de la zona, que resiste con sus 155 habitantes.
Zafrilla, al otro lado de la frontera, ya en tierras conquenses, ve como sus apenas 50 habitantes permanentes cada vez son más ancianos, y poco a poco su censo va decreciendo.
Algunos hacemos todo lo posible porque no se pierdan estas joyas, seguimos visitando el pueblo con nuestras familias, y en un futuro nos gustaría pasar largas temporadas cuando nos llegue nuestro merecido retiro. Ponemos a Zafrilla en los mapas, hacemos que sea conocida en España y en el mundo entero, ya que es un enclave del polo del frío, ponemos imágenes del pueblo y sus rentos y continuamente nos hacemos eco de noticias que sucedan en su entorno.
Pero esto no es suficiente, hay que ir más allá. Hay que buscar recursos para que nuevas familias encuentren dónde trabajar, puedan iniciar una nueva vida allí, que la población se recupere poco a poco, aunque esto es realmente difícil.
Para ello, tanto los Ayuntamientos como las Comunidades Autónomas deben tomar cartas en el asunto, dar facilidades para que la gente se traslade allí a vivir y se pueda ganar la vida.
Quizá esto sea una quimera y muchos de estos bellos pueblos queden solo como enclaves donde pasar unos días de vacaciones en Navidad, Verano o Semana Santa.
La Laponia del Sur
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