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jueves, 3 de septiembre de 2015

Fuente del tío Peseto: ¿Quién tapa el hoyo de Goyo?

Hemos ido siguiendo la evolución de las distintas actuaciones que se han realizado sobre nuestra querida Fuente del tío Peseto durante las últimas semanas, y tras la magistral forma de traer el agua por Goyo, solo restaba una última acción: proceder al enterramiento y sellamiento definitivo de la fuente.

Cuando llegué al pueblo el martes ya entrada la noche y me fui a la nave a cenar, Goyo me comentó que aquello había que taparlo lo antes posible. Y solo había visto la obra por fotos, y a la mañana siguiente, tras coger pico y pala nos dirigimos a la fuente y entendí las prisas de Goyo.

El hoyo que se había marcado Goyo no era un hoyo normal. No era humano. Era una cantera a cielo abierto, un orificio descomunal que aunque se había encargado de cercarlo con cinta roja a su alrededor, él no estaba tranquilo porque cualquier imprudente niño podía ser engullido por aquella tremenda abertura.

De no conocer a Goyo y de lo que es capaz de hacer, habría dudado que solo una persona hubiera podido excavar en una tierra tan sumamente seca una oquedad de esas dimensiones. Y aún me di más cuenta de lo que le tuvo que costar cavar aquello cuando me puse a tapar el tremendo agujero, algo mucho más sencillo que lo contrario.

Puedo decir que no tardamos menos de media hora en tapar aquella tremenda herida en la corteza terrestre, y acabé con varias flictenas hemorrágicas en mis manos, bueno, llagas ensangrentadas hablando en plata, que aún hoy no me han desaparecido totalmente.

Pero no nos limitamos simplemente a echarle tierra encima al hoyo de Goyo, sino que fuimos poniendo una base de piedra picada sobre una lápida inicial que cubría el perfecto encofrado de la fuente que Goyo había hecho con cemento.

Tras varias capas de piedra picada ya echamos el grueso de la tierra y finalmente colocamos una segunda lápida encima, que sellaría definitivamente el hoyo hasta una nueva actuación que esperamos sea dentro de muchos años.

Fueron muchos los zafrillenses que agradecieron a Goyo la vuelta a la vida de la fuente, incluso se ofrecieron para ayudar en la dura labor de taparla, pero se ve que con tantas cosas en la agenda no cuadró finalmente.

Yo me sentí un simple peón al lado del maestro, y mi actuación fue como el descabello a una bella faena primero con el capote y luego con la muleta, coronada con una gran estocada a un morlaco de maravillosa estampa.

Tras situar la lápida en lo más alto, le dije a Goyo que esculpiera con letras de oro esta magnífica actuación, para que quede constancia en generaciones venideras, y sin duda que lo hará.

Y para que nosotros, si la vida nos lo permite y nos trata bien, podamos recordar dentro de quizá 25 años esta hazaña.

Y finalmente solo nos quedó brindar por el éxito con un buen vaso de agua de nuestra querida fuente.

Brindar por Goyo, el héroe de la Fuente.

 




1 comentario:

  1. La ultima vez que estuvimos en el pueblo mi hermano y yo,nos encontramos con Julian,creo que era hijo de Roman.Nos llevo a una fuente que no era la del tio Peseto pero que sus aguas eran muy buenas.Trajimos agua para mi padre que aun vivía entonces.Y era un agua muy rica

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