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lunes, 6 de julio de 2015

La noche más larga

Este título podría perfectamente valer para una película bélica, que es lo que nosotros estamos librando, una auténtica batalla contra el calor, en la que las huestes enemigas han penetrado por el sur de la Península ocupando la casi totalidad de España, y han llegado a conquistar todo el centro de Europa, parte de Rusia, Balcanes e incluso el  sur de Escandinavia.

Imaginaos por allí lo acostumbrados que están al calor que cuando la temperatura alcanza los 28ºC cierran los colegios por precaución. Y no es un chiste, es la pura realidad. Pues que se vayan acostumbrando.

La invasión del enemigo por el sur, procedente del Norte de África, ha sido similar a la que ocurrió hace más de 1300 años, allá por el 711, cuando los musulmanes invadieron la Península, estableciéndose en ella hasta 1492, cuando fueron definitivamente expulsados.

En ese tiempo nos dejaron un legado que aún perdura y por el que Córdoba y Granada son conocidas mundialmente, nuestra querida y admirada Mezquita y la maravillosa Alhambra.

Pero este enemigo, mucho más difícil de combatir,  en los próximos años nos volverá a invadir en oleadas cada vez más frecuentes y no va a dejar ningún legado perdurable, sino solo sudor. Y esperemos que no deje sangre y lágrimas, que también es posible.

La noche que acabamos de pasar ha sido la noche más larga. Si establecemos un límite de temperatura para conciliar el sueño, evidentemente depende mucho de las personas y de donde vivan, pero se suele decir que a partir de  los 20ºC comienzan los problemas.

Personalmente 20ºC me parece una temperatura ideal para dormir, incluso fresca sin pijama, pero evidentemente depende mucho de las personas. Conforme aumentamos esa temperatura los problemas son mayores y  nos vamos a los 25 grados, es cuando comienzan realmente los problemas.

Creo que para los que vivimos en el sur esta barrera será la adecuada como umbral del sueño, y cada medio grado que aumentamos el suplicio aumenta de forma exponencial.

Si miramos las mínimas de hoy, veremos muchas poblaciones que no han bajado de esa barrera. Evidentemente se sitúan casi todas en ciudades, lo que se denominan islas de calor de las que hablaré próximamente, mientras que en zonas rurales es bastante más raro ver estas temperaturas.

Si nos dieran a elegir entre una máxima de 44ºC, que es bastante posible que hoy se alcance en el valle del Guadalquivir, o una mínima de 28, como han tenido varias estaciones jiennenses, sin dudarlo prefiero lo primero.

En Córdoba, las mínimas de 26,2 y 26,5 han debido ser brutales. Yo, en Rute, he sufrido los 25,9ºC de esta noche y ha sido horrible. Me imagino lo que deben ser 28. Y hay que tener en cuenta que estas temperaturas son en terrazas muy altas bien aireadas, lo que implica que dentro de las casas las mínimas se habrán mantenido en torno a los 30ºC. Otra zona de mínimas por encima de 25ºC ha sido Barcelona capital, por el mismo fenómeno que hemos comentado.

Es curioso que mientras el frío lo podemos combatir con armas eficaces, para el calor extremo no tenemos esas mismas armas, y los que no tengan aire acondicionado les va a seguir tocando sufrir durante bastantes días más.

Y a ver a dónde llegamos hoy.

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