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lunes, 27 de julio de 2015

Irlanda, una tierra bendecida por la lluvia

Dejamos Irlanda tras 15 días inolvidables, con tristeza pero contentos por los amigos que allí dejamos, en un país maravilloso, muy distinto al nuestro, tanto en sus costumbres como en su envidiable climatología.

Pasamos de más de 40ºC de nuestra querida Córdoba, donde todo esta pardo desde hace meses, donde no  vemos la lluvia desde Abril y llegamos a una tierra verde como ninguna ("ever Green") donde llueve casi todos los días, con máximas de 15 ºC y mínimas de 8ºC, un tiempo que no tendremos en Córdoba como mínimo hasta finales de Noviembre. Es más difícil ver algo pardo aquí que algo verde que no sea césped en Córdoba, que ya es decir.

Hubo que echar mano del chubasquero y de una manga larga, aunque muchos lugareños, incluso niños, iban  en manga corta. El tiempo allí es tremendamente cambiante, y si se suele decir que en un día puede hacer las 4 estaciones, discrepo de esa afirmación, puede hacerlo en un par de horas.

Killarney es un pequeña ciudad del condado de Kerry, donde se encuentra el parque nacional más grande e importante de Irlanda, con el monte más alto del país, el Carrauntoohil, con muy poco más de 1000 m, ya que es un país muy poco montañoso.

Pasear o correr por este parque, a tiro de piedra de donde vivíamos, bajo una agradable lluvia fina, contemplando los ciervos rojos pastando pacíficamente, era algo mágico. Cualquier punto al que mirabas era una postal. El verde intenso impactaba, lo mismo que los numerosos lagos, arroyos y una vegetación espectacular. Los árboles impresionan por sus dimensiones, los robles, tilos, alisos o las coníferas, son de enormes dimensiones. Sus raíces apenas penetran en el terreno ya que no lo necesitan porque la humedad es máxima, y muchos caen víctimas de su propio peso.










Los irlandeses son un pueblo con miles de años de historia, dividido en tribus que luchaban entre ellas, y aún conservan parte de esa rivalidad en los distintos condados que forman el país. Un partido de fútbol gaélico entre el condado de Kerry y el vecino de Cork, es similar a un Madrid-Barca de nuestros lares. El fútbol gaélico es un deporte curioso donde el balón se lleva con la mano y hay que botarlo cada 4-5 metros y los goles se pueden meter con el pie o con la mano, y dentro de una portería como la de fútbol, o entre 2 barras como en el rugby. Realmente interesante.


Son los irlandeses gente reservada, educada, que se reúnen al caer la tarde en los pubs y bares de la ciudad para tomar cerveza, preferentemente Guinness, que se consume por toneladas, y donde se toca música en directo.

Llevan muy a gala su independencia del Imperio Británico hace ya casi 100 años, y huyen de todo lo que les unía a los hijos de la Gran Bretaña, hasta las distancias las miden en kilómetros. Y si conducen por la izquierda es por el follón que se liaría si se cambia todo de sitio.


 Lucharon por su independencia hasta que la lograron en 1921,y luego soportaron una guerra civil por que no querían rendir pleitesía a la Reina de Inglaterra.Pero tienen una espina clavada pues no lograron la liberación de la totalidad de la isla, y sus hermanos del norte aún están bajo el mando británico. Pero ellos consideran la isla como un único país, ya que hay familias en ambos estados, y incluso la liga de fútbol gaélico o el Hurstler la juegan conjuntamente con los condados de Irlanda del Norte. Por cierto, a ellos no les gusta ese nombré, sino el de El Norte de Irlanda, y que lo consideran como parte de su país. Ahora las cosas están tranquilas, pero han sido mucha la sangre derramada en la lucha por unir Irlanda en un solo país, algo que por el momento parece inviable.

Están orgullosos de su pasado y por supuesto de su lengua, el irlandés, similar a las otras dos lenguas gaélicas de las islas, el escocés y el galés. Luchan porque no se convierta en una lengua muerta, ya que la predominancia del inglés es absoluta, y el irlandés no se habla en la calle, o en familia, al contrario de otras lenguas cercanas a nosotros como el catalán o el vasco y acabe desaareciendo. Ahora ya se estudia en el colegio, y son cada vez más personas las que hablan esta difícil lengua milenaria.

A pesar de su timidez, cuando los conoces se transforman, se abren a ti, y al igual que un pájaro enjaulado que inicialmente desconfía de ti, poco a poco va cogiendo confianza y descubres personas maravillosas. Algunas de ellas no las olvidaremos nunca.

Nuestros 15 días en esta maravillosa tierra, visitando el Torc Waterfall, Muckross House y Muckross Abbey, el magnífico King of Kerry con sus costas salvajes, o el Black Valley, donde hasta 1977 no llegó  la luz eléctrica debido a su difícil acceso, se nos han hecho muy cortos.

Volvemos llenos de buenos recuerdos, de un país siempre verde de gente tímida y reservada y piel muy clara, casi blanca, que cuando sale un poquito el sol se ponen como cangrejos, " coloraos",  con paisajes "breathtaking" por doquier, con nuestras mochilas bien cargadas de recuerdos, y a donde esperamos volver algún día. 

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