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jueves, 21 de mayo de 2015

Visita al rento de la casa del cura

Entre las excursiones que me quedaban por comentar y que no me quería dejar atrás, está una que hicimos en Navidad y que nos llevó hasta el rento de la Casa del Cura. 


Partiendo de Zafrilla por el camino hacia La Veredilla, el trayecto transcurre paralelo al cauce del río Zafrilla, hasta aproximadamente el kilómetro 8, donde hay un cruce que hacia la derecha continúa hacia el Prado Redondo, pasando antes por el desfiladero del río,  y si tomamos el camino de la izquierda atravesaremos el río y unos 2 km más allá llegaremos hasta el valle de las Casas del Cura. 


El terreno es muy favorable para hacerlo andando, o en mi caso corriendo. Como estaba inmerso en la preparación de la Maratón de Sevilla, me adelanté e hice el recorrido trotando a buen ritmo, y en unos 50 minutos había llegado.Luego llegó Goyo con la familia.

Solo hay una larga cuesta muy empinada poco después de la desviación que te pone la frecuencia cardíaca casi al límite, pero el resto del trayecto aunque asciende de forma continua lo hace de forma muy suave y progresiva. De hecho estamos a unos 1530 m , unos 100 m más altos que en el pueblo.

Hay aproximadamente unos 10 km hasta el mismo rento, y justo unos cientos de metros antes de llegar dejaremos el término de Zafrilla para entrar en el de Valdemeca.


Unos 500 m antes de llegar ya se aprecia desde un pequeño alto la belleza del lugar, un valle espectacular donde destaca el albergue que se construyó hace unos años y que es lo único que está en pie.

El albergue fue construido sobre el horno que primitivamente existía en el lugar, y se reconstruyó tal y como era entonces. El resto de construcciones antiguas están completamente derruidas, apenas quedan las paredes de las casas de este rento, que como ocurrió con el resto, se desalojó a finales de los 60 o principio de los 70, pero en este caso no se ha vuelto a habitar. Tan solo destaca un viejo y gran nogal, testigo mudo de los últimos 50 años de este bello paraje ahora totalmente deshabitado.
  


El albergue, levantado sobre el antiguo horno, está muy bien diseñado y conservado y en él podemos encontrar hasta un par de literas, una mesa donde comer y una estupenda chimenea,en la que había hasta cerillas. Realmente un lugar muy acogedor en caso de que necesitemos refugio si nos vemos en apuros. 

Dentro del refugio podemos ver el gran horno muy bien restaurado y un gran cartel que explica la historia de este rento y de este horno. Antiguamente se iban rotando las labores de manufactura del pan, que correspondía a una familia cada vez. Evidentemente el horno ya no se utiliza pero es realmente curioso contemplar la forma de vida de estas familias, realmente dura.



El valle está muy bien cerrado en todas direcciones, abriéndose solo en dirección noroeste , hacia donde fluye el pequeño arroyo de Los Santos, afluente del río Valdemeca ,y donde la vida en invierno debía ser durísima, pues no es excepcional que las mínimas, entonces más bajas que ahora, superaran los -20ºC, y no era extraño quedarse bloqueado por la nieve. 

Debe haber unas inversiones térmicas de aúpa en este precioso valle.

Desde el rento hay marcadas un par de rutas de senderismo, ambas hasta el cercano pueblo de Valdemeca, que por la ruta más corta solo dista 8 km.

 Un enclave precioso, que era la primera vez que visitaba, pero que no será la última. Ya me imagino pasando una fría noche de invierno junto a un buen fuego en la chimenea.






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