Ya hemos comentado en anteriores entradas la sucesión de frentes de bajas presiones que llevan castigando las costas cantábricas desde hace un par de meses, donde se están batiendo récords de viento, de olas y de lluvia recogida. Se ha denominado ciclogénesis explosiva por su rapidez en la caída de la presión, y han transitado uno tras otro casi sin solución de continuidad. Esto ya ha ocurrido otras veces, aunque parece que en esta ocasión las depresiones se generan a una latitud algo más baja y nos afectan en mayor grado. Evidentemente los británicos se están llevando la peor parte, pues allí no ha dejado de llover de forma torrencial, prácticamente desde Octubre, algo que no sucedía desde hace más de 150 años.
La causa de este aumento de estos fenómenos en los últimos meses, según los meteorólogos tiene su origen muy lejos de aquí, concretamente en el Pacífico ecuatorial, que ha sufrido un nuevo calentamiento de sus aguas, en el fenómeno conocido por todos como "El Niño", que no tiene nada que ver con el ex-jugador del Atlético de Madrid, actual jugador del Chelsea, que nos dejó más tirados que una tangana hace algunos años a los colchoneros, pero que también nos hizo campeones de Europa, iniciando una larga racha de éxitos que culminó con la copa del Mundo.
Este nombre se lo dieron los pescadores peruanos haciendo alusión al Niño Jesús, ya que era un fenómeno que se solía producir en Navidad, en pleno verano austral.
Siguiendo con el tema del Niño meteorológico, este fenómeno se lleva repitiendo desde hace miles de años, y se le denomina así cuando el calentamiento normal que se produce en esta zona durante el verano, para luego enfriarse durante el invierno austral (a partir de marzo) por la corriente ártica de Humboldt, se incrementa en temperatura y duración, modificando la dirección de los vientos y cambiando el clima de zonas muy distantes. Una de las zonas más influenciada por el Niño es Norteamérica, y precisamente este año por allí están también pasándolas canutas con los vórtices polares que han hecho desplomarse los termómetros hasta casi los --50ºC, casi congelando las cataratas del Niágara, y en cambio California está sufriendo una sequía como no se conocía desde hace años.
Las temperaturas en las costas de Perú y Ecuador se suelen calentar en verano ( a partir de septiembre) y vuelven a enfriarse a partir de marzo,en un ciclo que se repite cada año de forma normal. Pero a veces ese calentamiento se mantiene más de lo normal, incluso más de un año, provocando catástrofes a distancia. Recordamos la irrupción de El Niño en los años 1982-83, donde la temperatura en las aguas de esa zona llegó a aumentar hasta 7 grados, cuando lo habitual es que lo haga en verano una media de 2 grados, provocando grandes catástrofes lejanas, aparte de gran empobrecimiento de la pesca en la zona, ya que el agua fría es rica en nutrientes, mientras que la caliente es pobre y provoca muchas muertes de peces y aves marinas (situación que ahora se está produciendo).
Las corrientes frías que evitan la fomación de este fenómeno, vienen favorecidos por los vientos alisios procedentes del sudoeste, situación que parece que ha cambiado recientemente. Precisamente el Niño se anuncia cuando se produce el colapso de estos vientos, algo que podría estar ocurriendo ahora.
Esto se puede complicar mucho más pero básicamente para hacerlo simple se tienen que dar las siguientes circunstancias: altas presiones en el pacífico oriental, bajas en el occidental (equilibrio de ambas presiones) y debilitamiento de los alisios, produciéndose un menor efecto arrastre de las aguas cálidas.
Ya hay voces en muchos sitios del mundo que alertan que este año podría reactivarse el fenómeno de El Niño, y que los 2 meses que llevamos en Europa y en Norteamérica podría ser la prueba de ello. Otros, en cambio, aún no justifican esta situación con la llegada del tan temido Niño.
Habrá que seguir muy pendientes de los informes climáticos de las próximas semanas para ver si se confirman estos indicios.
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