El collado del Mojón

Entre las muchas cosas que hicimos en los escasos 6 días que pasamos en Zafrilla , una de ellas fue colocar un sensor de temperatura (datalogger) en un sitio inhabitado de los alrededores del pueblo para luego recogerlo y ver lo que guardaba en su interior tras el paso del invierno.

Estuvimos valorando varios sitios para ubicar el sensor, lugares que a priori pudieran tener buenas condiciones para inversiones térmicas, como valles junto a arroyos, protegidos del viento.

Goyo ya había colocado el sensor el año pasado en la misma fuente del Tornajillo, pero este sitio no se comportó como bueno en inversiones, y las diferencias con el pueblo fueron pequeñas, y sólo eran importantes (unos 2 grados) en días de nieve, algo normal por la cota a la que se situaba el sensor, sobre los 1500 m.

Hicimos una excursión valorando posibles sitios y uno de los días de más viento estuvimos al pie de la Umbría del Oso, por encima de la Fuente del Villarejo, en la cota 1700 m. en una pequeña llanura donde apenas soplaba el viento,a pesar de que a pocos metros las rachas arreciaban por encima de los 80 km/h y donde permanecían aún restos de nieve pese a que prácticamente había desaparecido en todos sitios. Era impresionante cómo en tan escasos metros podía cambiar tanto la fuerza del viento.

Nos quedamos con el lugar en nuestra retina, pero no ubicamos el sensor porque nos olvidamos de llevarlo, pero el sitio es muy prometedor (en la primera foto).

Al día siguiente de la nevada subimos con los niños buscando algo más de nieve para los trineos, y seguimos el mismo camino aunque paramos bastante antes, en el denominado Collado del Mojón. Este es un gran planicie rodeada de abetos, muy resguardada del viento, en la cota 1650 m. Allí nace un pequeño arroyo que lleva el mismo nombre (en la foto) que vierte sus aguas en el río Zafrilla, y nos pareció un lugar aparte de precioso, muy adecuado para dejar nuestro sensor durante los 2 siguientes meses para luego recogerlo y analizar su valioso tesoro, las mínimas registradas en enero y febrero de este año.

El sensor puede ser programado a gusto del aficionado, y evidentemente mientras más frecuentemente recoja la temperatura, menos tiempo tardaremos en llenar la memoria del datalogger. Al final pusimos un tiempo de 10' para cada registro (6 cada hora, 144 registros al día), lo que nos daba tiempo suficiente para recoger todos los registros desde enero hasta mediados de marzo.

Una vez pasado el invierno, Goyo recogerá el sensor y analizará los datos de su interior. Habrá que ver si este bonito valle es un buen sitio para inversiones térmicas. Bueno, eso contando con que ningún cazador o pastor se sienta intrigado por el artilugio y decida llevárselo. Por eso tratamos de camuflarlo un poco, para que no fuera demasiado visible, aunque por allí no pasa gente todos los días.

En una de las fotos se puede ver el sensor situado a aproximadamente 1 m del suelo. Al final, lo camuflamos un poco más siguiendo el consejo de Goyo. La garita es la original de la PCE, que no vale para medir las máximas, pero a nosotros ahora mismo sólo nos interesan las mínimas.

Una vez analizado el logger, valoraremos la posibilidad de subirlo a la cota 1700 m, al pie de la Umbría del Oso para el invierno próximo.

Será interesante ver cuánto ha bajado la temperatura el día de los -12,3ºC de Zafrilla, pero quizá los -21ºC medidos en el Hoyón de Ródenas en Teruel este invierno no estén tan lejos.