Nosotros hemos completado también nuestra particular penitencia con la procesión meteorológica que ha transcurrido desde que llegamos el miércoles a Zafrilla hasta hoy domingo, que hemos abandonado con tristeza, como siempre, el pueblo.
Ya conté hace un par de semanas que finalmente Goyo había logrado que la estación comenzara a mandar datos después de pegarse una paliza colocándola con su padre en un sitio más alto donde parece que se recibía mejor cobertura Pero a pesar de todo las conexiones eran muy esporádicas.



Ya era Sábado, y solo nos quedaba el domingo por la mañana para un último intento desesperado. El problema era que a las 10 era la procesión y misa y no queríamos faltar.
Tras meditarlo unos minutos decidimos cambiar la estación de sitio a uno de mejor cobertura. Eso suponía tener que trasladar todo. Decidimos hacer el esfuerzo y levantarnos a las 7 (que con el cambio de hora eran las 6), y jugarlo todo a una carta.
A las 7 ya estábamos de camino para el rento, donde llegamos aún de noche. Era espectacular escuchar el canto de multitud de pajarillos aún con la noche cerrada y además lloviendo. Pude escuchar escribanos soteños, pinzones vulgares, mirlos, petirrojos, currucas, lúganos, carboneros, etc., en lo que fue un momento realmente mágico e inolvidable.
Apenas empezaba a clarear cuando ya teníamos desmontada la estación completa y fuimos a un sitio donde Goyo había detectado aceptable cobertura. Era justo en la zona entre la Fuente del Tejo y el Rento. Allí comprobamos que efectivamente la señal era estable y se podía navegar sin problemas. Tras buscar el sitio más idóneo, decidimos emplazar allí nuestra estación, mientras seguía lloviznando sin parar.
Sobre las 9 h dejamos todo conectado y aparentemente funcionando. Coloqué, o mejo dicho, casi solté la garita con los sensores en el huerto de Martín, que en gloria esté, y nos fuimos rápidamente al pueblo sin hacer más comprobaciones. No había tiempo para más.

Asistimos a la procesión y a la misa del Domingo de Resurrección con una sonrisa de oreja a oreja tras comprobar el éxito obtenido y ver que había merecido la pena todo el esfuerzo realizado, que ha sido extenuante durante los 3 días y medio que hemos pasado en el pueblo.
La vuelta, tras 500 km conduciendo para mí y algo más de la mitad para Goyo, ha sido dura por el tráfico y el cansancio acumulado, pero no podíamos estar más satisfechos.

Dice que el huerto es realmente frio y que a Martín había meses de agosto en los que se le helaban los tomates. A ver si es verdad y disfrutamos con unas mínimas heladoras. Seguro que a él también le gustará la idea de poner la estación en su huerto.
Tras terminar la instalación y comprobar su correcto funcionamiento hemos disfrutado de un gran Domingo de Resurrección, rematado con el lanzamiento del Judas al río Zafrilla, como marca la tradición.
Pero esas historias y otras serán objeto de otras interesantes entradas.
Para los que quieran consultar desde casa los datos del Collao Verde, lo puede hacer en la dirección http://www.meteozafrilla.net63.net
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